#LadyTantra: esa manía de humillar hasta matar

Por Yalilé Loaiza/ @yali_loaiza

«Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas»

Umberto Eco

El esposo descubre a su esposa saliendo de un motel junto a otro hombre. La graba, la humilla. Ella se ve obligada a bajar del carro e intenta detener la grabación. “Pero miren a quién encontramos saliendo del Tantra”, dice el marido que se muestra como narrador en primera persona, como el pesquisa tarado que encuentra la prueba que también lo terminará acusando. Ella solo atina a decir “¡ya, ya!, ¡ya basta!” e intenta tapar la cámara. “Aquí está la muy señora”, dice él. Más que la escena de un asunto particular, el video en la red se convirtió en un circo que reveló a una sociedad primitiva, con una moral anquilosada y una hipocresía cada vez más sofisticada.

37 segundos de grabación y un clic bastaron para que el tribunal inquisidor de la moral se instale. Desde que fue colgada la escena en las redes sociales, el 8 de marzo, en coincidencia con el Día de la Mujer, se volvió viral. En 72 horas, hasta el 10 de marzo, se registraron cerca de medio millón de menciones: 263 mil en Twitter y 167 mil en Facebook, de acuerdo con el monitoreo realizado a través de Brand24. El hashtag de la infamia: #LadyTantra.

No solo se viralizó la grabación, sino además fotografías privadas, nombres, lugares de trabajo, fotos del matrimonio, números de celulares, direcciones… Incluso, hay otro video al que se le ha llamado el “tras cámara” de la grabación inicial.

Para la tarde de ese 8 de marzo, en medio de las miles de ‘felicitaciones’ a la mujer en su fecha conmemorativa, #LadyTantra ya era tendencia. Una salvaje muchedumbre virtual saciaba su morbo en un relato que se hacía y deshacía, que hablaba de la mujer, del marido, del amante, del hijo, de quien asome. Sin embargo, la peor parte se la llevó ella, quien tendrá mil razones para acertar o equivocarse, pero que ante una exposición tan cruel y cruda ha sido marcada, de la manera más miserable, como puta, zorra… Como LadyTantra. ¡Hasta Ecuavisa, un medio nacional y conservador, difundió el video y los memes!

Según la medición que realizamos, los usuarios de Quito y Guayaquil fueron quienes más tuitearon sobre este caso. Y, vaya viendo, entre sus palabras más utilizadas estuvo “moralidad”. Tampoco es sorpresa que el emoji más común en Twitter haya sido el llamado “joy”, la inocente carita amarilla riéndose hasta las lágrimas.

Fue tanta la repercusión del caso que el 10 de marzo varios blogs y medios mexicanos publicaron que “una mujer infiel fue descubierta por su esposo mientras salía del motel”. Incluso, el amarillismo de RT, el canal de noticias de Rusia con cobertura global, replicó el video con el titular: “Filma a su esposa saliendo del hotel con su amante y las redes no la perdonan”.

Un usuario, Alejo Cassola, desde su cuenta de Twitter, apareció para decir que es amigo de la pareja, lo que lo convirtió en la “fuente oficial” para saber lo que pasaba con los implicados. Sí, como si se tratara de dos delincuentes a quienes hay que seguirles los pasos. En un universo de medio millón de menciones, escribía que el video difundido no era reciente, que no fue el esposo quien lo colgó, que se preparan acciones legales, que la pareja quiere privacidad, que la filtración es un delito, que se deje de utilizar el hashtag, que los esposos no están divorciados ni separados, que juntos están pasando esta tormenta.

En efecto, al monitorear el hashtag nos fijamos que casi a nadie le interesaba lo que Cassola pedía en nombre de sus supuestos amigos. Las piedras disfrazadas de tuits, retuits o posts en Facebook ya tenían vida propia y eran gigantes y contundentes: continuaron lapidando a la mujer en el Día de la Mujer y quién sabe hasta cuándo.

Muchos sacaron provecho del hashtag, Algunos, para publicitar sus negocios –varios moteles, por ejemplo–; otros, para ganar seguidores; otros, para mostrar cuán ejemplares son; otros, para publicitarse como machos. Otros hasta agradecieron que aparezca #LadyTantra y, de ese modo, tener un pretexto para desviar la atención de tendencias que no les eran favorables (los políticos ecuatorianos en campaña electoral, por ejemplo).

La crueldad con los otros no es nada nuevo, pero lo que todavía parece no entenderse es que en internet la humillación se amplifica y se multiplica, y que los asuntos privados entran a la dimensión del dominio público. Y para colmo, ese coctel que combina la naturaleza de la red, la doble moral y la inmortalidad del morbo impedirá que la humillación y el video sean borrados jamás.

 

Según Brand24, la etiqueta #LadyTantra en Facebook llegó casi a los 23 mil “Me gusta” en los tres primeros días de su divulgación. Cada “Like” parecería representar el placer por la perpetuación de la indolencia. Nos quejamos de la violencia y de la vulneración de derechos; sin embargo, no dudamos en reproducirlas.

El video y los comentarios alcanzaron a más de un millón de personas en internet. De quienes tuitearon, según las estadísticas de Trendsmap, el 28 % corresponde a mujeres y el 72 %, a hombres. ¿Machismo? Sin duda, pero no solo por la ignorancia expresada de un lado, sino por el contenido discriminatorio que provino de ambas partes.  

Y si es verdad que detrás de las estadísticas hay personas, 430 mil veces fuimos miserables porque hicimos del espacio virtual el escenario para destrozar a una persona. Como #LadyTantra existen miles de casos en el mundo que incluso han terminado en el suicidio, como el caso de la joven italiana cuya expareja difundió el año pasado un video sexual en redes sociales. Después del constante acoso, adentro y afuera de internet, ella decidió terminar con su vida.  

Allá o acá, parece que el inhumano objetivo del usuario de internet en estos casos fuera humillar hasta matar. A propósito de LadyTantra, alguien en las redes sociales puso que él y ella “arderán en el infierno” por lo que hicieron. Supongo que tendremos palco en el mismo lugar para verlos arder.