Por Julia Daza / @JuliAzul_
Ya saben de lo que hablo. Ha sido uno de los videos más difundidos en la Tuiterlandia local. Su protagonista: el ‘Tin’ Delgado.
I
Durante la última semana, la atropellada lectura de su discurso en el debate de la Ley de Consejos de Igualdad desató los ánimos de quienes destilan sus críticas, reflexiones y malévolas burlas en 140 caracteres. ¡Pero, ya, es suficiente! Hay que dejar de hacerle cargamontón al otrora futbolista profesional. Y no, no se confundan, mi intención no es defenderlo apelando al corazón futbolero de muchos o –erróneamente– centrando el debate en un racismo que, en este tema, no cabe. La intención es dejar de lado la novelería frente a un problema que arrastramos hace años y que, en esencia, tiene tres responsables:
El primero, por supuesto, son las organizaciones políticas. Y seguro que lo primero que se nos viene a la mente es Alianza PAIS, ¿no? ¡Claro, precisamente porque fue la tienda política que lanzó al ‘Tin’ de la cancha de fútbol a la cancha política! Pero en esto de candidatizar a deportistas, los verde flex no son los pioneros. La “partidocracia” –de la que ellos reniegan, como Dorian Gray de su retrato– se les adelantó. Veamos: la extinta Democracia Popular aupó al atleta Rolando Vera para llevarlo al entonces Congreso Nacional. El Partido Social Cristiano puso en su lista al futbolista y DT Polo Carrera, quien se convirtió en consejero por la provincia de Pichincha. Dos dirigentes deportivos: el barcelonista Isidro Romero y el emelecista Omar Quintana, fueron transformados en diputados. Estos casos no solo muestran la obvia apuesta que los partidos hacen por figuras conocidas. Detrás hay algo más complejo: la poca importancia que la mayoría de organizaciones da a la formación política y el mínimo esfuerzo que hacen por impulsar a cuadros nuevos de entre sus bases. Revisemos las intervenciones públicas que, en 2012, hicieron algunos de los candidatos a asambleístas, entre los que se contaban ‘Rosita la Taxista’, Jaime Enrique Aymara y el rapero Gerardo Mejía. En la mayoría de discursos no había plan de trabajo, propuestas programáticas ni ideologías. Básicamente, sus iniciativas se asemejaban a las de las reinas de belleza: ayudar a los niños, a los jóvenes, a los ancianos, a los pobres…
Aún así, y gracias a que la ‘fama’ local resulta ser un malentendido mérito, lograron candidaturas que muchos otros, militantes de larga data, habrían querido. ¿O, acaso creen que todos los miembros de Alianza PAIS estuvieron de acuerdo con poner en las listas a gente que no venía de las bases? Lo dudo. Para mí, en la política ecuatoriana, el que llega a un cargo no pretende irse pronto, ni tampoco dar paso a los nuevos. Si me equivoco, pues que me refuten los asambleístas que llevan siete (o más) años en la curul y ahora nos tienen debatiendo sobre reelección presidencial indefinida…
II
Esta realidad es la que nos lleva a los segundos responsables: los que aceptan un cargo para el cual no están preparados. Y eso, al menos para mí, es injustificable. Así que, a ahorrarse aquello de que hay gente que tiene buenas intenciones, que tuvo logros en otras áreas, que ha hecho trabajo social, que con la experiencia aprenderán… ¡Naaada! Eso es pura lata para justificar la farandulización de la política.
Hay quienes dicen que aquellos cantantes, actrices, periodistas, futbolistas y demás que han aceptado incursionar en la política, han sido utilizados por partidos que se aprovechan de su imagen. Yo me pregunto, ¿no será al revés? Porque, si a mí me “utilizan” a cambio de 6.000 dólares mensuales –que es el sueldo promedio de un asambleísta– no me enojaría, la verdad. Lo jodido es que esos 6.000 (multiplicados por 137 legisladores) los pagamos nosotros, los ciudadanos de a pie, con los amplios y altos impuestos que le entregamos a papá Estado. (Piensen en eso antes de caerle encima a Bonil por la caricatura que hizo sobre el tema).
De hecho, el ‘Tin’ debería tomarse muy en serio las críticas. Él, en la Asamblea, no es el delantero que le dio glorias futbolísticas al país. Él es Agustín Delgado, un funcionario público que, como todos los demás, debería cumplir a cabalidad con su tarea y rendir cuentas a la ciudadanía. Si no estaba preparado para ese rol ¿por qué aceptó?, ¿por qué le siguió el juego a Alianza PAIS? Era sencillito decir No. Al fin y al cabo, cuando realmente se quiere trabajar en beneficio de la gente, no se necesita de la política. Y el ‘Tin’ bien lo sabe ya que, por medio de su fundación, pudo dar a su tierra un complejo deportivo, centro de salud, escuela de fútbol y más. Él optó por la política y ahora debe atenerse a que su accionar esté bajo la lupa pública. Por eso se le cuestiona su falta de preparación para el cargo. Cuestionamiento que en su tienda política interpretaron como racismo. Así quedó sentado en el comunicado que los asambleístas verdes emitieron: “Hoy y siempre combatiremos las injusticias y defenderemos a las víctimas de la desigualdad social. Defenderemos a las personas de bien y por supuesto a nuestros deportistas que han cumplido a cabalidad su rol y que cumplen con responsabilidad sus actuales funciones como Asambleísta, escogido por voluntad popular”, dice el texto. Sin embargo, sorprenden dos cosas: una es que, si su afán era defender al legislador imbabureño, hagan referencia a su rol deportivo en lugar de destacar si ha presentado proyectos de ley, cuántas observaciones ha hecho a las normas en trámite, si tiene o no iniciativas en fiscalización… La otra cosa que sorprende es que el bloque de legisladores de PAIS, que “defiende a las personas de bien”, haya activado tan rápidamente su espíritu de cuerpo para apoyar al ‘Tin’ y se haya quedado callado cuando tres de sus legisladoras fueron sancionadas por defender la despenalización del aborto en casos de violación.
III
¡Criticar la falta de preparación no es racismo! Con igual vara han sido medidos otros ‘famosos’ personajes con penosas incursiones en la política. Recordemos a la cantante de baladas y luego militante roldosista Silvana Ibarra, y al cantante popular Gerardo Morán. Haciendo referencia a este par, quiero llegar al tercer, último y más importante culpable del penoso discurso del ‘Tin’: ¡ustedes, los votantes! ¡Sí, ustedes, los mismos que, no en una, sino en dos ocasiones le dieron su voto a la conductora de televisión Gabriela Pazmiño para que se convirtiera en legisladora! Son ustedes quienes votaron por una “honorable Pazmiño” que sin asistir a las sesiones ganaba sueldo de asambleísta además de su sueldo como parte del elenco de un canal incautado por el Estado. Ustedes son quienes de seguro bailaban o coreaban las canciones de ‘El más querido’ Gerardo Morán, el mismo que, cuando se debatía la Ley de Trasplante de Órganos, intervino en el pleno solo para leer versículos de la Biblia que hacían referencia a que “os ameis los unos con los otros”. Ustedes son quienes ni se enteraron de que Ecuador volvió a endeudarse con los mercados financieros internacionales mientras se dejaban embobar por el Mundial de Brasil 2014; ustedes no se percataron de que el Tribunal Contencioso Electoral impidió revivir la consulta popular sobre la explotación del Yasuní, ni de que volvimos a la lista de los países que no cooperan en la lucha contra el lavado de activos… ¡Admítanlo, en ustedes recae la culpa de que las organizaciones políticas nos traten con semejante irrespeto, ofreciéndonos como candidato a quien canta más bonito, a quien mejor baila, a la más guapa o a quien hace muchos goles! Así que, en lugar de seguir atacando al ‘Tin’, hagan un mea culpa. Y si hay que pecar, pequemos, pero no de memoria frágil: ¡sus votos han promovido la mediocridad!
Lo bueno es que, asimismo, en ustedes está la posibilidad de cambiar esta situación. Piénsenlo y reflexionen la próxima vez que vayan a las urnas. En teoría, nos toca volver en el 2017. Y a pesar de tanto barullo, estoy segura de que la fórmula de candidatizar a famosos se repetirá. ¿Apostamos?